domingo, 3 de julio de 2011

Ellos tambien celebran nuestro amor....

Hace una semana celebramos nuestras bodas de plata, un día feliz,inolvidable. Hoy, que estoy algo "plof" he querido darme un "baño" de alegría y he vuelto a leer, llorando, como no, lo que nuestros hijos dijeron en la celebración. SARA leía, como podía por la emoción. ALEJANDRO lloraba a moco tendido y JORGE mantenía el tipo. Es un poco largo y sé que Alejandro a lo mejor se enfada, pero como nos lo dijeron a nosotros, me siento con la libertad de compartirlo. Lo que va "tipo poesia" es una canción de Silvio Rodriguez (testigo de nuestro amor junto a Pablo Milanes) que os recomiendo escuchar.



Hoy de mí hacia tí,
hoy de tí hacia mí
quiero hacerte un regalo viejo
desempolvemos algo,
las pasiones lejanas
algo de aquellos sueños sin ventana
Vivamos de corrido, sin hacer poesía,
aprendamos palabras de la vida.

Todas las historias, incluidas las de amor, pueden ser vistas desde muchos ojos distintos. Cada uno tiene su visión, su forma de ver la historia, desde su asiento, más cerca o más lejos…nosotros tenemos la suerte de ser espectadores de primera fila de una historia que merece la pena ser contada. Y no sólo eso, tenemos la inmensa suerte de sentirnos una parte muy importante de esta historia.

Y esta historia se cuenta hoy con pocas palabras. Palabras que a menudo no nos recuerdan a las historias normales de amor, las de las películas, las de las canciones, pero que resuenan en nuestras cabezas como parte de nuestra vida.

Palabras como “CUCHITRIL”. Sí, cuchitril, porque nuestros primeros recuerdos son en aquél piso de Batalla del Salado, de dos habitaciones, y cuya cocina era una cuarta parte de cualquier trastero. Aquél piso significa para nosotros el comienzo de nuestra aventura juntos por la vida. Significa trabajo duro, esfuerzo, sacrificios que nuestros padres vivieron desde sus ilusiones, sus ganas de formar una familia, de vivir el amor y de compartirlo con otros.

Palabras como “ACOGIDA”. Que no es otra cosa que abrir las puertas de
nuestra casa para que todo el que lo necesite venga, deje una parte de él y se lleve una parte de nosotros. Para el que no sepa a qué nos referimos, deciros que hoy en día es nuestra madre la que invita a los amigos de sus hijos a casa, a pasar las ferias o un fin de semana.

Palabras como “SERVICIO”. El servicio que ellos llevan como bandera allí donde van. Parroquias, trabajo, familia, grupos de amigos, JEC, comunidad… y en nosotros. Nuestros padres han sido, y son, taxistas, médicos, profesores, cocineros, camareros, psicólogos, orientadores, limpiadores, carpinteros, otra vez taxistas… y todo eso sin dudar ni un momento de que lo estaban haciendo por aquello que más querían en este mundo: sus hijos.
Palabras como “REVOLUCIÓN”. No en el sentido político o social…sino en un sentido personal, de vivir cada momento como una posibilidad de reinventarse, de cambiar el mundo, de luchar y trabajar contra lo que vemos injusto. Revolución como esa fuerza que les lleva a seguir en el camino, a no rendirse, a animar a otros confiando siempre en las personas, a embarcarse en aventuras en las que pocos se atreverían a meterse porque están seguros de que ése es el camino.

Palabras como “ACEPTAR”. Nunca nos han impuesto una forma de ser, una forma de comportarnos, unas creencias, o unos valores. Nuestros padres siempre nos han aceptado en todo lo que hemos decidido hacer, pensar o sentir. Daba igual que lo que nos pasaba por la cabeza fuera pintar graffitis, irnos de festival o cambiar de carrera. Ellos siempre lo aceptan, nos escuchan y nos apoyan. Sin juzgarnos, sin presionarnos, con la inmensa libertad de irnos formando como personas, fallando y acertando como han hecho ellos hasta llegar a donde están.

Hoy de tí hacia mí,
hoy de mí hacia tí
vamos a hablar en voz muy baja
dime lo que te pasa, déjame levantarte,
déjame darte un beso y curarte
vivamos de corrido, sin hacer poesía
aunque no esté de moda en estos días.

Y la palabra que rebosa por todas partes en esta historia: AMOR. Amor entre ellos, amor hacia nosotros, amor hacia los demás. El amor que hace que todo encaje y funcione, que seca las lágrimas y alegra los corazones. El amor que, al pasar de los años, sigue siendo lo que le da sabor, olor y color a nuestra familia.
El amor del que todo el mundo habla, pero del que pocos entienden tanto como ellos. El amor del que un día habló Jesús, ese amor. Eso es lo que nosotros hemos vivido cada día en nuestra casa, y lo que soñamos y deseamos vivir siempre.

Hoy sabemos que somos lo que somos gracias a nuestros padres. Estamos orgullosos de parecernos a vosotros: de heredar el CARÁCTER, la decisión y el compromiso de mamá y el espíritu aventurero, los ideales y la serenidad de papá. Pero, sobre todo, estamos muy contentos de ser parte de sus vidas y de haber heredado lo que les ha definido siempre como personas y como pareja en su matrimonio, en su trabajo y en su tiempo libre: la opción, el trabajo y la entrega por los demás.

Gracias por darnos vuestra vida, por enseñarnos a creer en un Jesús que ama la sencillez y que defiende a los más débiles. Gracias por contagiarnos las ganas de trabajar por los demás y por enseñarnos a no conformarnos con lo que nos impone a diario la sociedad.


Algo nos está pasando,
un ruido como de pasos
viene en la oscuridad
y se vuelve a ir.
Algo nos está pasando,
desde que la gente está empeñada
en quererse amar
y en poder vivir.